Me siento realmente feliz de volver a escribir, y es que
cuando tengo pendientes declaro mi absoluta ñoñez a sacarlos antes de mi hobby
favorito que es hablar en gráfico. La encuesta ha sido tan cerrada que he
decidido hacer una fusión entre mis preferencias en tacos y preferencias en
chicos, y claro, mis rechazos totales en tacos y en chicos. Debo decir que no
son proporcionales ni tampoco se corresponden, así que ahí les va mi
clasificación taquifílica junto con semi romántica.
ADVERTENCIA
Si algún ente se siente ofendido por la similitud que tiene
con un taco, debo decir que es absurdo, un taco siempre es bienvenido.
1) El taco de cabeza o el chico intelectual
El taco de cabeza puede ser muy pesado por su alto contenido
en grasa. La grasa, como sabemos, es energía potencial. Cuando elegimos a un
chico intelectual se implica que hay temas de conversación exhaustos. ¿Está tu
estómago para la grasa perpetua? Es una interesante pregunta. Sabes que va a
durar aún en época flacas, eso es bueno. Quizá lo terrible sea que se acumula
la grasa. No esperes que un taco de cabeza salga contigo a correr al cerro
Macuiltépetl, sería demasiado. Si tienes paciencia es posible que lo logres.
También pienso (con base en experiencia) que sea un ser aburrido a las tres
horas de hablar de algo. Recuerdo que tuve un novio que a mi madre y a mí nos
dormía en la sobremesa. ¿Acaso las cosas simples no tienen espacio? Amo la
cabeza de los entes, de hecho soy una fan, pero hay límites sebáceos. ¿Qué tal
hablar de… no sé, el pan de La hogaza, ése de Chedraui, el simple, la micha, el
bísquet simple. La antipoesía. El sándwich para el Papa. Aquí se corre el
riesgo de sentirse indefensa, que bien puede ser una ventaja, ¡aprendes! Pero
una relación de cabeza puede decaer en la falta de pasión. Adoro la pasión,
adoro la palabra y el cuerpo, la maciza, pues. No contemplo que algo pueda ser
más poderoso, pero bueno, lo asadito y bien condimentado no cae nada mal.
2) El taco al pastor
Adorado aquel que con su brutalidad llega a ser atractivo.
Lo que me encanta del taco al pastor es que es a la brasa, ¿qué significa esto?
Que la grasa se escurre y queda la carne, mejor si es doradita. A veces se
cuela la grasita que no deja de ser hermosa. Si le añades de esa salsa color
vino, con ese sabor a comino ¡dios! Debo admitir que son mis preferidos. Nada
de que “puede dorar la carne en la plancha” ¡No!, eso es artificial. La carne
al pastor debe ser natural, del trompo a la boca. Sabroso desde que la tocas.
Recuerdo que desde chiquilla me mandaban a los tacos de Clavijero, chiquitos,
humildes (deben ser así, si no, no cumplen). La humildad del taco es
esencial, no hay nada peor que un taco
con mucha carne que le robe a todos los ingredientes su importancia (odio los
videos del exceso: tacos gigantes, jochos gigantes, pizzas de taco, postres
extra chocolatosos). No, todo es más simple ¿pueden extraer la maravilla del
ente-taco sin más nada? ¡Encuentren su taco al pastor!
3) El taco de cochinita pibil
Lo que amo del taco de cochinita es que está bañado en su
pibil, su caldito, que entre más concentrado, mejor. Tengo un lugar preferido,
que por cierto ha bajado su calidad en Xalapa y ha hecho casi un chilatole en
vez de algo denso, sabroso. Lo delicioso es que se mezcla con habanero,
imaginen: denso y picante. Denso de sabor, picante que te den ganas de comer
más. Yo tengo la costumbre de tomar Orange crush, si no, no sabe. Pedir una
cuchara para el caldito, porque después de la carne se quiere una quedar con el
sabor, es como tener una marca de que estuvo el ente en cuestión en tu alma o
lo que sea, jajajaja. ¡y hay pambazos ahogados de cochinita! ¡Dios!
4) El taco de bisteck
¡No! Es más cebolla que carne. Es el ente que uta, parece lo
máximo pero te decepciona. Menos carne que cualquier cosa ¡más cebolla, más
lágrima que proteína! No, no… No lo recomiendo. Para eso, mejor ustedes
cómprense bisteces de res o cerdo (acepto que me gusta más el cerdo) y
háganselos al gusto con su salsa de chile de árbol. En los puestos callejeros
la verdad, los hacen con 80% cebolla y 20% carne, pero eso sí, te los venden
como si fueran la octava maravilla. Cuidado con esos hombres, desde ya les digo
que no valen la pena. Son tacos inmaduros, apócrifos, nefastos.
5) El taco de tripa o mollejita
Entre más dorado, mejor. ¿Qué implica que sea más dorado?
¡Menos grasa! Me gustan esos, sí, son las vísceras, pero dentro de lo que otros
dejan, queda el sabor. Debo admitir que es complicado hallar unos buenos. La
tripa debe estar limpia, sin cuerito, dorada.
No es fácil hallarlos, pero se puede.
6)El taco de maciza
Bueno, son fáciles de hallar, son sangrones porque saben que
es puro músculo. Se sabe que puede resultar sabroso, mordible, tocable, casi
como de despedida de soltera. No esperes más. No hay grasa de actividad
dendrítica. No esperes hablar de cosas profundas, son para pasar el rato. Aquí
depende lo que te guste. No digo que sean malos, de hecho son de mis órdenes
favoritas porque sabes a qué vas. ¿Quieres carne? Ahí la tienes, no esperes
otra cosa. Debo decir que hace unos días pedí unos de maciza y tenían mucho
cuerito y todos los dejé en el plato. ¡No señor, no me tome el pelo!
7) El campechano
Sé que la onda es que sea de bistec con longaniza, pero la
verdad no soporto la longaniza, jajajaja. De hecho mi estómago no soporta ni la
longaniza, ni el peperoni (en su acepción mexicana que viene a ser como el
queso de puerco en redondo), ni el chorizo (lo siento para los albureros). Lo
más importante son las papas y los nopales. No son lo mío, es como la
hipocresía. O quieres carne o quieres lo que supone ser carne con cabeza. El
campechano viene a ser como la solución
a dos por uno. Lo que viene a perder, al final, es la longaniza, jajajaja.
8) El de lengua
No muchos le entran, es carnosa, pero no deja de ser de
lengua. Muy apto para quienes la usan de manera magistral, no es lo mío. En
casa la prepara mi madre y es un éxito, pero no me acaba de convencer. Mucho
bla bla, nada de otra cosa. Pero bueno, si le añades otras cosas, puede
resultar interesante ¿no?
9) De ojo, de cachete
Muy específicos, nos habla de un paladar muy exquisito.
Difíciles de hallar en el puesto, pero de repente tienen esa oferta. ¿Cachete?
Jejeje, carnita específica, y con esa salsa verde con habanero ¡ay!
10) Suadero
Mmm, aquí tengo emociones encontradas, carne con mucha
cebolla. Es como el de bistec, pura pantalla. Cuadritos mínimos de carne por
50% de cebolla, ¿qué da la cebolla?, sabor. Puede funcionar, pero no es lo
máximo. Gustos temporales. Para un rato, están buenos.
Acepto que me faltan. En las pocas variedades que domino, es
lo que sé. ¿Cuál es mejor?, no lo sé, supongo que depende el gusto. A mí, me
agradan los de al pastor, los netas, los que solos o con salsa saben ricos.
Doraditos con el tiempo, ¡mejor! Con su grasita intelectual, con su capacidad
de asombrarse con las cosas más sencillas, ¡eso sí!, con la honestidad y
seguridad de saber lo que apuestan porque saben lo que poseen.
Hace unos días hablaba con mis tías de los chicos, y sí, me
gusta la carnita ya sazonada, con sabor propio. Sí, eso tarda y quiero de eso
mucho. Ya, sabor definido. Ya, la querencia perpetua, ya, la diversidad en sí mismo, ¡qué maravilla! Si hallas tu taco favorito, ¡ámalo: