El cansancio es así, no te deja, te sigue cada metro. La
semana ha sido un poco cruel con el cuerpo, viene un peso no reconocido y es
cuando una sabe que requiere ayuda extra. Ahí es cuando entra el juego de la
imaginación, y es por eso que hablaba de ciertos entes que pueden brindar
inspiración invisible (musas, musos, todo ello).
Sobre lo tangible, he de decir que solía ser necesidad
básica, pero no en el orden Maslowniano. Corre el reloj y la energía es finita.
Las prioridades cambian, a veces el diálogo con tiempo se vuelve una especie de
trofeo. ¿Y qué si no hay voluntad?, hacer a un lado a cualquier ente, que en la
lógica que subyace, pierde la calidad de muso.
Agotada orgánicamente, volátil mental. Las clases ayudan a
brincar los estados físicos. Hoy en una clase, hablando de sociedad y opinión,
cuando miro los ojos de los chicos para aterrizar la importancia de la
convivencia y de los canales claros, me dan ganas de desprender más emociones
hasta cerrar la garganta. ¡Si aterrizáramos un poco, cuánto no evitaríamos de
desgaste!
Creo en la pérdida de energía cuando se debe al trabajo
continuo, no creo en que la absorba quien no debe. ¿Quién no la debe?, es tan
simple: la ceguera ante el tiempo invertido en beneficio común. Ahora, eso sólo
depende de nuestra visión, y nuestro conocimiento también es limitado. Puesto
que no sé si lo que sé sea lo mejor, hay beneficio de duda, y hay una espera
que no debe concentrarse en la reacción del otro. Mientras, hacer tareas,
pendientes, ejercicio, preparaciones para quienes sí esperan o que simplemente
disfrutan estas extrañas existencias.
Lo que sé es que en los pequeños momentos de relajación, me
dormí ¿cinco, diez, quince minutos?, no lo tengo claro, pero desperté brincando
para salir a clases y aguantar un breve frío antes de entrar a aulas. La gente
se sigue moviendo, cada cabeza en sus problemas, en sus dolores. Caminando y
cruzándose con otros que todavía sonríen, presentando exámanes, esperando
resultados. Todo el mundo activo, ¿qué puede representar un mínimo cansancio
como el mío?: nada.
La idea del amor ayuda a reírse de uno mismo, el amor es
funcional, siempre debe ayudar. No hablo precisamente de amor de pareja, que de
alguna manera ha perdido posicionamiento en esta vida, hablo del medio para
salir a trabajar con el sol en días muy fríos.
Lo que no soporto es la
desesperanza, ¿habría cabida para la desesperanza si simplemente no está uno a
la expectativa? La expectativa sí tiene espacio en la certeza, así que
decidiendo trabajar con la certeza, aterrizo un rato esta noche.
“Lo que
funcione” no siempre es aquello que creo debe funcionar, no hay imperativo
cuando se trabaja con humanos, es mejor por el momento, contemplar.
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