Retomo la escritura, y hay un montón de cosas que quisiera
comunicar. Darle orden a las ideas es materia de trabajo forzoso, me dedico a
interpretar para mis alumnos. Pareciera simple mi tarea, pero debo leer y
releer lo suficiente para desglosar lo necesario. Gracias a este ejercicio mi
cerebro está activo.
Mi cerebro activo, a pesar de las medicaciones para
desactivarlo. Dieciséis años con ansiolíticos me hacen suponer las ideas
perdidas y siento esos abortos de palabras en momentos de
consciencia. Pido a mis chicos que anoten lo que digo, porque a los segundos,
lo pierdo. Es parte de una tristeza que no para, y que elimina cierta esperanza
de citar autores, porque el olvido es mi compañero.
Me he quedado con imágenes maravillosas, y reconozco a
quienes trato por las letras en sus nombres (“espera, tú… Tú tienes dos ‘a’ y
una ‘z’ en tu nombre, ¿cuál es?”), cosa que no me provoca orgullo, si no
debilidad.
Acaba de pasar un año más de registro en mi vida oficial, y
apenas venía caminando y pensé algo (evidentemente no lo recuerdo), pero supe
que sentía como lo hacía a los doce años. Mi cuerpo avanza, siento casi lo mismo.
Sigo cometiendo errores tan maravillosos como creer en el amor, o quizá no sea
error, no quiero pecar de negativa. Me libero de ciertos demonios, de anclajes,
de ese sentirme en un especial abandono.
Esta semana escucho poemas, y son formidables, y no hay uno
que no sienta o –incluso- que llegue a hacerme demasiado frágil. Las relaciones
son ahora diferentes. Termino una jornada perfumada de fatiga, no tengo mucho
tiempo, pero escucho. No tengo mucho tiempo, pero disfruto. Me preocupan las
bacterias y sus fatales destinos, me ocupan mis amigos que ansío ver, abrazar. Creo
que este pequeño espacio a veces es muy grande para vivir.
Creo que me he vuelto una radical del tiempo, o me activo o
me reposo. El cuerpo requiere recuperación y locura. Vivo enamorada, y cada
vez, conforme pasa el tiempo, menos personas me gustan y más me gustan esas menos...
Menos me veo en mi lado maternal y descubro más que es quizá una función que no
desempeñe, y entiendo.
Sigo amando los ojos brillantes de los niños y de los
hombres que miran como niños.
Bello...
ResponderEliminarGracias. :)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡preciosa! ¡Ya hay que abrazarnos! :* <3
ResponderEliminar