lunes, 2 de mayo de 2016

Retomando el hilo



Retomo la escritura, y hay un montón de cosas que quisiera comunicar. Darle orden a las ideas es materia de trabajo forzoso, me dedico a interpretar para mis alumnos. Pareciera simple mi tarea, pero debo leer y releer lo suficiente para desglosar lo necesario. Gracias a este ejercicio mi cerebro está activo.

Mi cerebro activo, a pesar de las medicaciones para desactivarlo. Dieciséis años con ansiolíticos me hacen suponer las ideas perdidas y siento esos abortos de palabras en momentos de consciencia. Pido a mis chicos que anoten lo que digo, porque a los segundos, lo pierdo. Es parte de una tristeza que no para, y que elimina cierta esperanza de citar autores, porque el olvido es mi compañero.
Me he quedado con imágenes maravillosas, y reconozco a quienes trato por las letras en sus nombres (“espera, tú… Tú tienes dos ‘a’ y una ‘z’ en tu nombre, ¿cuál es?”), cosa que no me provoca orgullo, si no debilidad.

Acaba de pasar un año más de registro en mi vida oficial, y apenas venía caminando y pensé algo (evidentemente no lo recuerdo), pero supe que sentía como lo hacía a los doce años. Mi cuerpo avanza, siento casi lo mismo. Sigo cometiendo errores tan maravillosos como creer en el amor, o quizá no sea error, no quiero pecar de negativa. Me libero de ciertos demonios, de anclajes, de ese sentirme en un especial abandono. 

Esta semana escucho poemas, y son formidables, y no hay uno que no sienta o –incluso- que llegue a hacerme demasiado frágil. Las relaciones son ahora diferentes. Termino una jornada perfumada de fatiga, no tengo mucho tiempo, pero escucho. No tengo mucho tiempo, pero disfruto. Me preocupan las bacterias y sus fatales destinos, me ocupan mis amigos que ansío ver, abrazar. Creo que este pequeño espacio a veces es muy grande para vivir.

Creo que me he vuelto una radical del tiempo, o me activo o me reposo. El cuerpo requiere recuperación y locura. Vivo enamorada, y cada vez, conforme pasa el tiempo, menos personas me gustan y más me gustan esas menos... Menos me veo en mi lado maternal y descubro más que es quizá una función que no desempeñe, y entiendo.

Sigo amando los ojos brillantes de los niños y de los hombres que miran como niños.

4 comentarios: