viernes, 11 de noviembre de 2016

Sobre las necesidades

Ante las dificultades del pensamiento, la forma de exorcisarse se limita -en mi caso-, a escribir.
No escribo muy linealmente, suelo saltarme temas y regresar. Es algo que seguramente sufren mis alumnos.
Hoy me preguntaban sobre las horas que doy clase y respondiendo me habían dicho que si al menos estaba bien pagado. No, yo sé que no, pero es algo que me completa. Los pasillos, los chicos, los ojos, los brillos. Se trata de ayudar con lo poco que uno sabe.
He decidido regresar y ver a mi maestro, maestro de muchas cosas, pero sobre todo, de consciencia. Apartaré lo que se pueda para visitarlo, porque ahora que murió Cohen entendí que esos maestros dan mucho más de lo que una cátedra da. ¡Cómo quisiera ser un poco de eso un día!
En los tiempos en que una se pregunta muchas cosas, me pusieron tanta música, ahí me enamoré de Leonard y comprendí unas poquitas cosas que he querido tratar a mi regreso a Xalapa. He venido acá de nuevo, a pesar de lo que mi estado se ha vuelto -por desgracia-, porque hay mucho qué hacer.
En aquellos tiempos trabajaba en Palacio nacional, levantándome a eso de las 4 y media de la mañana para poder llegar a tiempo, tras el tren ligero y el metro. Pude haberme quedado, pero la rapidez de la vida, del poco tiempo para uno, me dijo lo que debía hacer. Me fui a estudiar fotografía un rato a esos hermosos lugares de Cuernavaca con las guías más impresionantes que pude tener.
Recuerdo haberme ido con una de mis mejores amigas, llegamos sin tener conocimiento de dónde viviríamos. Ahí, las dos, con maletas. Fui, por muy poco tiempo, recepcionista de un hotel, estudiante de foto y vividora de los espacios. Es una etapa que no olvidaré, y por eso me daré mi vuelta próximamente. Muchos de mis negativos (sí, imprimía en papel en un laboratorio prestado por mi maestro) están allá. También están allá libros y relatos, sabiendo mi mala dicción, mi maestro me ponía a leer a Machado y a Cernuda. Aprendí un poco sobre el Exilio español, conocí a personajes impresionantes. Recuerdo haber ido a casa de Juan Tovar, a la de los creadores de producciones Corazón (andaba cada eminencia caminando ahí) y tengo en la memoria escuchar a Chavela Vargas, con quienes grabaría esa casa disquera y donde mi maestro hizo la introducción en ese álbum. Mucho de Rosuka está ahí, incluidas fotos y cartas de pavorreal.
Es bueno regresar a aquel tiempo, reecontrarse. Regresar con más fuerza.
Muchas cosas pasarán, y no soy sólo puente, hay quienes quieren quedarse a la mitad y mirar. La contemplación es buena, no creo hacerme sabia, pero al menos estoy intentando entender.
La vida, ahí, toda humilde ante el Universo. Ahí, como uno debería entenderla. Me falta, mucho.
Si no fuera por mis vicios o mis dificultades ténicas motrices y mentales, creo que podría hacer más.
Ya respiro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario