jueves, 2 de febrero de 2017

El club de los morbosillonistas

Lo tendrán claro los que han visitado Plaza Ánimas (es una invitación).
Los sillones que por cinco pesos o diez  -de acuerdo a las posibilidades financieras- te dan un masaje tipo shiatsu son una trampa. Son una trampa para el club de los morbosillonistas. Hablo de Plaza Ánimas, pero aplica para Américas y análogos.
(Música incidental).

7 segundos.

Mientras tú estás disfrutando de ese masaje, hay entes que se pasean y se detienen enfrente de ti. Miran tus gestos, saben con exactitud los momentos que experimenta cada músculo, cada gramo.
El masaje inicia tierno, de los hombros, la espalda, baja poco a poco. puedes sentir esas bolitas removiendo cada gramo de estrés.

Es una trampa.

El movimiento llega a tu cadera, el sillón aprieta las pantorrillas, y de pronto... Hay una estructura extraña que toca la pelvis, esperen... Más allá de la pelvis, y brota el gesto de la extrañeza. Pareciera que fuese un masaje cuasi erótico. Miren que he probado de esos sillones, pagados y no (en Liverpool hay uno con su hermoso control que sería el sueño de cualquiera, gratis si está conectado). No tengo idea de quiénes hallan formulado el tour, pero es impresionante, así, de "sacarse de onda".

Mientras tú abres más los ojos y sonríes por pena o angustia, hay otros que te miran. Esos que te miran son justo eso, unos "voyeurs". Se comunican a través de grupos cerrados, igual te graban. Se imaginan cientos de cosas. Y no, no es inocente.

A la vez, creo que hay otro club, el de "los solitarios anónimos sillonistas". Quedan en una hora para sentarse y a la manera postmodernista (me temo que es post post) miran disfrutar lo que por cinco pesos se da, sin tener ninguna relación, ningún compromiso mas que el que hay entre un programa de máquina y tú.

Sí, el club de anónimos y de voyeuristas se responden.

Esto nos lleva a algo mucho más profundo de la simple descripción: el disfrute. Siendo exagerada, de los trascendental, del poliamor postfuturista (Rosa, es una tontería, calla, ja). Esperen, ¿pero acaso esas máquinas no son eso?

Yo no sé, pero invito a que lo experimenten de cualquiera de los lados. Hay quienes se sientan sin introducir una sola moneda, porque esperan a que sus familiares compren, pero pongan atención, existen quienes los miran disfrutar. Pongan atención.

La mirada no es inocente.

1 comentario:

  1. jajajajaja de echo si! en cristal si había un joven que grababa a los usuarios de los sillones... ahora lo se todo!

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