¿Qué sucede cuando escribe uno, así, en los espacios privados? Vaya oportunidad de reflejo, pero cuánto hay de pánico, al mismo tiempo.
Cuando recién comenzó el movimiento de poner "estados" escuchaba mucho sobre que eran tan superficiales. No podía estar más en desacuerdo. Sí, depende el ser humano que está detrás. Le tengo tremendo respeto a los blogs, a las notas.
A lo largo de unos cuantos años de dar clase me percato de que no puedo dejar de hablar en cada minuto, de soltar metáforas esquizoides y casi asesinas con ciertos entes, pero jamás he desquitado mis traumas. A lo mucho, he soltado lagrimitas cuando platico sobre la falta de fe en las nuevas generaciones (lo recuerdo perfecto, en el parque cercano a la prepa Gestalt, con aquella primera generación que adoré).
Hoy me tocó dar un discurso, y quise clavar cada palabra en esa alma que contienen los más nuevos seres. Y quisiera lanzar semillas de muchas cosas, de colores, de letras, de ganas.
El primer blog que comencé fue a los 17 años, escribí muy pocas entradas, recuerdo perfecto una sobre lo que denominé el "estado estupídico post asoleamiento". Justo se me ocurrió cuando salíamos de la prepa y caminábamos para agarrar el camión. El sol sobre las cabezas y la serie de rarezas que hacíamos mis amigas y yo. Recuerdo, a mitad de la explanada de la conocida "prepa Juárez", que tomé una plantita con forma de hélice. Le dije a una amiga: "mira lo que va a suceder", y la comencé a girar. Describí lo que la magia no podía realizar, pero sí la mente... Di vueltas y comencé a elevarme. Ese día me gané un empujón de mi amiga, me dijo que estaba loca.
Algún novio que tuve me confirmó que se había enamorado por lo que leía mío, y que era realmente como era. Sé que hay muchos tipos de piropos, pero ha sido el más bello. Saber que trataba de hallar señales de mi vida, de mi forma de pensar, era lo más cercano a enamorarse con el corazón de lo que el cerebro vomitaba.
Justo platicando con un alumno (ahora sin esa categoría, si no una aún más valiosa), recordé mi ejercicio vital de escribir este fin de semana. Y es que el fin de semana no implica salir de casa, al contrario, hace consecuente adentrarme y desenrollar mis no tan honrosos episodios. Qué sería de los espíritus sin esas válvulas de escape. Aquí dejo estos vectores para quienes quieran hacer curvas mentales.
Hay un puente especial entre quienes nos leemos, entre quienes nos miramos con las páginas. Somos una fraternidad de lo más cómplice, un atestiguamiento de la naturaleza. Por eso agradezco tanto que me leas ahora, tú, quien seas.
Enamorémonos de todo, de este cigarro que me acompaña, de la frescura de la noche, de los ojos hundidos de estar mirando en la pantalla. Sí, aunque sea todo tan virtual, me produce la misma presión en la garganta que sólo se quita si termino este pensamiento.
Mañana será importante recordar. Mañana quizá sea absurdo recordar. No importa dónde te he conocido, no importa qué rol desempeñábamos en algún instante, ahora todos somos una capa espesa en la tierra. Y eso, no será nunca superficial.
Me encanto!
ResponderEliminar:D Gracias, querido solo tú.
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